domingo, 4 de enero de 2009

Una Tarde Que Termina

Quizas el momento de mayor reflexion es aquel en nuestra vida cuando se llega al final. He hablado con varias personas que despues de que sus hijos crecen, se dicen asi mismos: debi de haber hecho esto o debi de haber hecho aquello. Otros cuando ya no tienen mas a su esposo o su esposa, lamentan lo que no fue. Y asi es al final de una jornada de trabajo, al final de algun proyecto, o al regreso de un largo viaje. Lo comun es que al terminar el dia, cuando baja el sol y el cansancio nos da testimonio de lo trabajado, reflexionamos en como lo pudimos haber hecho mejor, en otras palabras, siempre hubo espacio para hacerlo mejor.

Jesus tuvo esa tarde. Alli, con sus discipulos, se preparaba a compartir la ultima cena, y tomo su tiempo para mirarlos uno por uno. A uno de ellos vio que habiendolo dado todo por el, todo no fue suficiente y por unas 30 monedas lo traicionaba. Pero quizas, su reflexion mayor vino cuando se ciño una toalla y comenzo a lavarles los pies a cada uno de ellos.

Quizas se debio de haber dicho asi mismo, como les puedo explicar, como les puedo insistir en que la grandeza no se encuentra en ser el mayor. Muchas veces lo habia enseñado, lo habia explicado con palabras llenas de sabiduria. Pero al llegar la tarde todavia seguian sin entender. Ya se acaba el tiempo, llegaba la hora del sacrificio, pero su amor todavia seguia fluyendo, se desbordaba. Comenzo a lavarles sus pies, te imaginas, sus manos cuidando de ellos con la intensidad de un amor que lo daba todo. Faltaban pocos minutos para que sus pies, los de Jesus, fueran atravesados por clavos de acero, pero el ahora se ocupaba de lavar con la ternura de un padre los pies de aquellos que le habian seguido. Y aun asi, aun cuando no era el agua la que fluia, sino una enseñanza tan grande, ellos seguian sin entender. No entendian que era el final de una tarde. Que ya no habria otra cena con Jesus, que eran minutos de sentimientos unicos.

Juan 13:13-15 (Nueva Version Internacional)

13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy.14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, tambien ustedes deben lavarse los pies los unos a los otros.15 Les he puesto el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo he hecho con ustedes.

Ministerios Ungido
www.ungido.org

Dr. Pablo Caballero
Director

No hay comentarios: